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BHUTAN

Bhután no es un lugar ordinario. Es el último gran reino del Himalaya, envuelto en misterio y magia, donde una cultura budista tradicional abraza cuidadosamente los desarrollos globales. 

Visitar Bután es reconocer un pequeño país que, debido en parte a su aislamiento geográfico, ha sabido preservar sus usos, tradiciones, costumbres y fe religiosa tal y como eran hace algunos siglos. Su primer y único aeropuerto se inauguró en 1.983 y la televisión e Internet no se introdujeron en el país hasta 1.999.

Este es un país donde el arroz es rojo y donde los chiles no son solo un condimento sino el ingrediente principal. Sin embargo, aunque prioriza con orgullo sus tradiciones budistas, Bután no es una tierra congelada en el tiempo. Encontrará a los butaneses bien educados, amantes de la diversión y muy bien informados sobre el mundo que los rodea. Es esta combinación de lo antiguo y lo moderno lo que hace que Bhután sea infinitamente fascinante. 

También se encuentra el prístino paisaje oriental del Himalaya, donde los picos nevados se elevan sobre los bosques primitivos y los hermosos pueblos tradicionales. A este paisaje ilustrado se añaden majestuosos dzongs y monasterios con forma de fortaleza, muchos de los cuales actúan como escenario de espectaculares festivales de danza a los que asiste una audiencia de aspecto casi medieval. 

La fauna y flora locales son uno de los atractivos del país, pues sus variados hábitats acogen muy distintas especies, muchas de ellas endémicas o en peligro de extinción: monos, ciervos, osos, búfalos, jabalís, serpientes, leopardos, rinocerontes, yaks, takines, bharales e incluso tigres o el mítico leopardo de las nieves.

En el siglo VIII, el santo indio Padmasambhava llevó el Budismo a la zona, donde absorbió muchos elementos de Bon, la religión chamanista indígena. La nueva religión fue una fuerza unificadora. El lama tibetano Ngawang Namgyal le dio al país su primer nombre Druk Yul, que significa “Tierra del Dragón del Trueno”. Bután es el único país del mundo que tiene como religión oficial la forma Tántrica de Budismo Mahayana. Aunque el budismo está profundamente arraigado en su cambiante sociedad las tentaciones de la vida moderna y el daño colateral que éstas producen están en aumento. 

Visitar Bután implica visitar un país que nunca ha sido colonizado, lo que ha conferido a su gente una sana dosis de independencia, una identidad clara y un optimismo ante la vida. La amabilidad es una regla implícita. Los butaneses se ríen y disfrutan de la vida y suelen contagiar esa felicidad al visitante, llenándolo de una sensación de bienestar.

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